Contra la tortura: 2 oct en la memoria

El día de ayer, la presidenta del país realizó en un acto inédito, un reconocimiento de la responsabilidad del Estado Mexicano en la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 como crimen de lesa humanidad. De acuerdo con Amnistía Internacional, son crímenes de lesa humanidad aquellos “cometidos como parte de un ataque general o sistemático contra civiles en tiempo de paz o de guerra, que incluyen tortura, desaparición forzada, homicidio, esclavización, deportación y actos de violencia sexual y de género, incluida la violación.”

Durante décadas, la exigencia de justicia en este emblemático caso ha permanecido. El reconocimiento que en su artículo 3º el decreto enuncia: “En nombre y representación del Estado Mexicano, el Ejecutivo Federal a mi cargo se compromete a garantizar la no repetición de atrocidades como a las que se refiere el presente acuerdo; actos de represión, actos de privación ilegal de la libertad, uso de las fuerzas armadas contra la población, utilización de cárceles clandestinas, desapariciones forzadas, torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, o a la anuencia del Estado para destruir o exterminar a un grupo de la población mexicana.”

Esperamos que reconocimientos de este tipo, se traduzcan en la erradicación efectiva de estas prácticas, en especial de la tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes que por décadas han permanecido vigentes como método de investigación y castigo de las fuerzas de seguridad del estado contra sus opositores, incluidos los cuerpos castrenses. Tan solo en Oaxaca recordamos a las víctimas de tortura y detenciones arbitrarias del 2006 y del 2016 en Nochixtlán, así como otras graves violaciones a ddhh, incluidas ejecuciones extrajudiciales.

Demandamos el cabal cumplimiento de la Ley General para prevenir, investigar y sancionar la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes aprobada en 2017, hoy más que nunca se actualiza la urgencia de aprobar el Programa Nacional de Prevención de la Tortura como parte de las garantías de no repetición.