El pasado 3 de junio comenzamos la primera sesión del taller: Derechos Humanos, Sexo y Género en la casa, en la plaza y el trabajo. Con Actoras(es) estratégicos de San Pedro Amuzgos.
En la sesión de introducción se habló de las habilidades para la vida y el buen trato para el buen vivir en nuestros espacios cotidianos. Afortunadamente en esta sesión surgen más preguntas que respuestas: ¿cuál es mi espacio en la organización?¿Qué espacio me asigno yo? ¿Qué tiene esto que ver con el género y los derechos humanos?¿que implica el trabajo en equipo?¿Quienes deben vigilar el respeto a los DDHH?¿Quienes deben hacer que se respeten?¿Que trato damos a nuestras emociones y a las de l@s demás en las organizaciones en que colaboramos (actitudes)?¿Cuáles son los problemas que atraviesan nuestro sexo, género y nuestros derechos cuándo nos decidimos a impulsar una iniciativa comunitaria con nuestro grupo, colectivo o comunidad? Las preguntas se extienden en una espiral que abarca nuestro espacio comunitario y la búsqueda de respuestas en la observación, reflexión y flexibilidad para actuar en nuestros espacios cotidianos.
Como punto de partida, revisamos cuatro ejes en nuestro trabajo cotidiano, en lo que aportamos a la vida comunitaria: capacidades, habilidades, actitudes y aptitudes (CHAA). Que va desde lo formal a lo informal y es atravesado en todo momento por nuestros gustos y experiencias de vida, en nuestras cotidianidades. Es decir, nuestro paso institucional, escolaridad, trabajo, religión; nuestra experiencia de vida, familia, oficios, talentos y su impacto en nuestras emociones (inteligencia emocional). Todo ello desde una perspectiva de género en una cultura en la que se ha visto sumergido y opacados los sistemas normativos.
Algunas observaciones importantes que salieron es que tenemos que trabajar más en la autocrítica y en nuestra autoestima; saber que pensar diferente no es estar en contra ni tomarlo como algo personal sino como algo complementario. – ¡Eso es trabajar en colectivo! – comenta uno de los participantes. – A veces nos sentimos muy mal ante las críticas y nos falta saber escuchar… ser más flexibles en nuestro pensamiento y tener mayor “reflectivilidad” (entender a la otra persona) comentaron–.
Jugamos a hacer aviones en colectivo, para experimentar el trabajo en equipo; a veces ante una tarea que no conocemos es importante mejorar la comunicación, la confianza y conocer nuestro equipo y su CHAA. En nuestro imaginario amuzgueño es necesario construir aviones que puedan volar para llegar lejos. Que lleven en su interior nuestras acciones, nuestra cultura de pueblo originario, nuestros proyectos comunitarios y que sean producto del trabajo en equipo de mujeres y hombres comprometidos con el bien común, con la ética, con la escucha activa y con el “hacer” para el bien de tod@s.