¿Pueden las empresas ser sancionadas por violar derechos humanos? Hasta el momento no.
No hay duda que corresponde a los Estados velar por la protección y cumplimiento de los mismos. Sin embargo cuando volteamos a mirar el actuar de nuestros gobiernos, vemos que los marcos legales son flexibles, ajustados para permitir las inversiones privadas y no para proteger los derechos de sus habitantes, en especial de los más vulnerables como pueden ser los Pueblos y comunidades indígenas.
Por estas razones Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, planteó al Foro de Derechos Humanos y Empresas (ver link) que las empresas tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, en especial el derecho a la VIDA, a pagar impuestos y NO HACER DAÑO. Para ello se requiere de una buena actuación basada en principios, reducir el impacto negativo de sus acciones, respetar la dignidad de las personas, no oponerse a leyes protectoras y rendir cuentas.
Lamentablemente, hasta ahora esto es un proceso voluntario y las mismas empresas reconocen que son muy pocas las que cumplen con los Principios Rectores sobre los Derechos Humanos y Empresas de la ONU, ratificados por el Consejo de Derechos Humanos.
Ante la evidencia, Stiglitz perfiló la necesidad de contar con instrumentos que sancionen el actuar de las empresas: “se necesitan normas más contundentes para asegurar que aquellos que no cumplen con esas normas rindan cuentas” dijo ante el Foro. En este mismo tenor, el gobierno de Ecuador se pronunció por la creación de un instrumento vinculante que sancione las violaciones a derechos humanos cometidas por empresas.
Un gran reto sin duda que será tema de discusión en siguientes emisiones de este foro anual y del seguimiento que redes como Red-Desc realizan al tema (pronunciamiento en inglés)
Desde CODIGO DH vemos que la lógica empresarial choca con la lógica de los derechos humanos. No se trata de reducir costos y riesgos, mejorar las estrategias de comercialización para vender mejor o de usar la “responsabilidad social empresarial” como mera retórica. Es fundamental revindicar la DIGNIDAD de las personas y de los pueblos, de atender a sus voces que claman por una vida con justicia y de acuerdo a su cosmovisión, costumbres y tradiciones, lo que en otros lados del continente han llamado el “buen vivir”.