El 2 de octubre es el punto de partida fundamental para el movimiento social contemporáneo, y sigue siendo el dolor de cabeza para el gobierno por la gran exigencia de esclarecimiento de los hechos. ¿Qué paso con los desaparecidos? ¿Qué hicieron con los cuerpos de los asesinados? ¿Qué autoridad responde por los asesinados, torturados, desaparecidos? Las preguntas que se hacen los y las jóvenes, los maestros, los pueblos indígenas y la sociedad hoy son las mismas que se hicieron en aquel verano del 68.
Recordamos que el movimiento del 68 se gestó en una exigencia de derechos ante un estado autoritario sin contrapesos reales, sus demandas así lo ponían de manifiesto: 1. Libertad de todos los presos políticos. 2. Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal. 3. Desaparición del cuerpo de granaderos. 4. Destitución de los jefes policíacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías. 5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto. 6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
Estas demandas generaron entre los estudiantes universitarios y la juventud de aquel entonces profundas discusiones sobre la realidad del país, y propiciaron una mayor cercanía con el movimiento urbano popular, sindicatos, comunidades campesinas y otros sectores organizados.
Las demandas fueron respondidas por el Gobierno Mexicano con la ocupación militar de algunas vocacionales del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, el ataque del ejército y la policía a los estudiantes en el Casco de Santo Tomas y finalmente terminaron con la masacre el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
Queda en la historia y la memoria colectiva de las personas que se enfrentan a la injusticias del Gobierno Mexicano las acciones de los jóvenes del 68, acciones diversas, complejas, incluso contradictorias, pero que se entienden a la luz de reconocer a un gobierno profundamente autoritario, militar y policial, que así cómo masacro a los estudiantes en la Plaza de las tres Culturas el 2 de octubre de 1968, hoy lleva una masacre de más de 150 mil muertos y al menos 26 mil desaparecidos.