Por Daniela M. García García.
Coordinadora del Área Psicosocial
-Pero Dany, y si me preguntan ¿cómo explico eso de lo psicosocial? ¿Es terapia o qué tipo de terapia sirve para hacer un acompañamiento psicosocial?
Pues te cuento mi visión. Vengo pensando que lo psicosocial viene de dos lados, como si tuviera dos grandes herencias: la que se ha construido desde la lucha, y la de quienes han intentado darle un vuelco ético y político a la psicología. Obviamente, los caminos se mezclan y se han mezclado. Dame chance y, te cuento más.
Está el acompañamiento psicosocial que surge, a veces, de andar en la defensa de la tierra, en la exigencia de derechos, de justicia. Muchas personas andan viviendo su vida tranquilas hasta que se atraviesa una minera. O peor, un asesinato, un feminicidio. Le desaparecen a la hija, al hijo. En realidad no sé qué sea peor, todas son situaciones terribles. Entonces empiezan un camino largo y tortuoso: El de exigir justicia a un estado y en una sociedad a las que no les importa. En este desgaste pasan por mil cosas y ya están medio hartas, porque han descuidado a los otros hijos e hijas, no comen bien, aprenden obligadamente de leyes, de instituciones, de quien es buena onda y de quienes no merecen llamarse personas. Se dan cuenta que a la mamá de otra chica le acaba de pasar exactamente lo mismo. A otras, cosas peores. Todas atravesando el mismo camino lleno de mierda. El mismo camino fangoso.
Y así una mamá empieza acompañando a otra. Todas las personas tenemos alguna herramienta, algún conocido. Algunas van con una psicóloga, le sirve algo, lo comparte con las demás. Otras van con el sacerdote, el chamán o la bruja. Entonces van a un curso de Aluna* y se dan cuenta que eso que están haciendo, acompañándose, puede nombrarse como psicosocial. Ese desgaste y ese tiempo, esa escucha, son una chambota y la están haciendo bien en una situación de extremo dolor e impotencia.
Pues algo así con cada lucha, con cada víctima, con cada injusticia.
En la defensa del territorio las comunidades se juntan. Las señoras salen al bloqueo de la carretera y llevan su bordado, se ponen a platicar, se acompañan. -Luego preguntan ¿a poco eso de ponerse a bordar durante el bloqueo, o a eso de hilar palma después del sismo se le llama afrontamiento? -Ah, pues es que la de Código DH dice que eso es acompañamiento psicosocial.
También están, o estamos, quienes estudiamos psicología y buscamos una forma ética y política de hacerla. Ante las diferentes crisis o situaciones de violencia sociopolítica, hemos visto generación tras generación que lo que nos enseñaron en la escuela no hablaba de eso. La mayoría, salvo algunas rarísimas excepciones, no leímos nada de represión, nada de las consecuencias en el proyecto de vida de una persona que es detenida por la policía cuando iba pasando por una marcha. Tampoco nos enseñan por qué puede ser revictimizante un consultorio cuando se ha vivido tortura. En la escuela no nos enseñaron cómo afrontar ni acompañar a tantas y tantas personas que han vivido los efectos que está dejando la violencia política y económica que estamos viviendo en México, o aquí en Oaxaca, que es tan común.
Tus eres psicóloga, te preguntan entonces -¿Tú le puedes dar terapia al chavo que estuvo un rato en la cárcel después de la marcha? Al que le pegaron bien feo. Y pues tu dices -¡Va! Pero en realidad no tienes ni idea de cómo. O -Tu eres psicóloga, entonces puedes ayudarle a la señora a que supere el asesinato de su hija.
Esto que te cuento les pasó a miles de personas en tiempos de dictaduras, y éstas se pusieron a intentar cosas para sanar que hasta entonces, desconocían. Hoy reconocemos, en la geografía latinoamericana, diferentes esfuerzos por atender y por sistematizar estas necesidades colectivas que la mayoría de las universidades siguen sin enseñarnos. Esfuerzos que, ‘casualmente’, los han podido ordenar en su mayoría hombres. Ignacio Martín-Baró es uno de estos hombres que los advirtió, pero que además tuvo el privilegio de escribirlos. Carlos Martín Beristain es un tipazo (o eso dicen, te cuento que una amiga mía esta enamoradísima de él).
El caso es que se han escrito cosas, diferentes esfuerzos y caminos. Y bueno, Aluna es una organización que ha chambeado desde ahí, que sistematiza y da algunas claves o miradas. Coincido mucho con su propuesta porque para Aluna pensar en acompañamiento psicosocial es tomar en cuenta grandes áreas: la seguridad, lo psicoemocional, la dinámica interna u organizativa, el diagnóstico participativo y el proyecto político. Yásnaya Aguilar, una defensora y lingüista Mixe, alguna vez me sugirió que tal vez para la comunidad sería más chido hablar de proyecto comunitario.
Entonces viéndolo desde esas grandes áreas, es más fácil entender que el acompañamiento no es solo lo psicoemocional. Y lo psicoemocional es identificar las emociones pero vinculándolas con los hechos de violencia política: Es politizar las emociones. Eso de politizar lo platicamos después, pero para nada es hablar de partidos políticos.
¡Ah, y para mí, lo organizativo es clave! (se relaciona pero no se limita a la dinámica interna). Hoy, me parece que no podemos hablar de acompañamiento psicosocial, sin promover o fortalecer procesos organizativos. Eso es lo que lo diferencia de un buen acompañamiento terapéutico, que puede ser ético y todo. Además, este proceso de acompañamiento psicosocial más que ser un curso de escuela, lineal y por grados, puede iniciar y terminar con diferentes inquietudes y objetivos. Se me hace que se parece un poco más al arte.
**Aluna Acompañamiento Psicosociales una organización que nace con la preocupación de los efectos que está dejando de la violencia política y económica en México. Busca desarrollar un trabajo en salud mental y derechos humanos desde una perspectiva psicosocial que brinde herramientas a organizaciones y comunidades víctimas de violaciones a los derechos humanos.