El Encuentro Mesoamericano Si a la Vida No a la Minería realizado del 17 al 20 de enero de 2013 en la comunidad de Capulalpam de Méndez Oaxaca, México; analizó la problemática global de la minería extractivista y discutió sobre la reconstrucción de una nueva Mesoamérica, diversa, mestiza e india, en la que los pueblos reconocen en el modelo capitalista el despojo de sus recursos, pero sobre todo, reconocen que en ellos está la solución.
Capulalpam dejo ver la fortaleza de los pueblos oaxaqueños que han logrado mantener el control de sus territorios desde hace más de cien años, también dejo ver sus propias contradicciones, el modelo de comunalidad no es perfecto, pero han tenido la capacidad para adaptar nuevos elementos a su cultura y transformarse a sí mismos. También deja claro que en Oaxaca las comunidades indígenas y campesinas han tomado su propio camino para la defensa de sus derechos.
Para los pueblos del territorio que comprende Oaxaca, la autonomía y la resistencia se han construido en un ejercicio de “encontrarse”, de “mirarse” unos a otros y compartir experiencias, pero sobre todo de reconocerse entre sí. Esto a pesar de los conflictos que han existido históricamente entre los pueblos y donde finalmente, todos son sometidos por igual al poder colonial, en un primer momento y ahora a la explotación capitalista.
En esta nueva etapa de despojo del territorio de las comunidades para la explotación de sus recursos naturales, los pueblos han echado mano de todas sus herramientas y aprendizajes que han tenido en este largo proceso de resistencia frente al mundo moderno. Hoy los pueblos reivindican sus derechos frente al despojo, sin ser consultados se imponen proyectos que afectan de tajo no solo su vida cotidiana, sino política y religiosa, resquebrajando su tejido social.
La larga lucha por los derechos de los pueblos ha tenido frutos, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en 2006 es uno de ellos, además del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales aprobado en 1989. Ambos documentos versan sobre la obligatoriedad de reconocer la existencia y derechos de los pueblos originarios del planeta y sus descendientes.
Los derechos de los pueblos indígenas, como plataforma jurídica son mucho más que una mera reglamentación reconocida dentro de los marcos nacionales e internacionales. Los derechos de los pueblos indígenas son fruto de un proceso histórico que los mismos pueblos han venido empujando desde hace siglos, y no solo se expresan en una legislación reconocida por el Estado Mexicano. Hoy la lucha por estos derechos implica la defensa de los mismos.