Revisamos en esta mesa más de 22 casos en 4 bloques, en los testimonios de Oaxaca encontramos un predominio de la represión política de grupos opuestos a los poderes establecido, pero no solo, nos acercamos peligrosamente a la dinámica nacional.
Las constantes encontradas Las constantes entre los testimonios de Oaxaca y la Caravana son:
La exigencia de justicia desde diferentes sectores, tiempos y latitudes, encuentran como constante la negativa de las autoridades para investigar los casos, han respondido con indiferencia, burocracia e impunidad. Vemos que se criminaliza a las víctimas para fortalecer la política del miedo.
La criminalización de la protesta social tiene muchas caras. Las detenciones arbitrarias y la tortura metódica (y sistemática en varios casos) de activistas sociales y líderes sociales; en 2006 más de 140 personas recibieron un trato de prisioneros de guerra por parte de la PFP, fueron violentados sus derechos humanos, los cuerpos policiacos amenazaron, golpearon y fabricaron delitos. Todo ello contribuye a la falta de confianza en las instituciones y las autoridades. A otros más les ha reclasificado delitos para mantenerlos en prisión, ha intimidado a familiares para buscar silenciarlos. Y a pesar de ello, muchos y muchas siguen denunciando y exigiendo justicia así como el fin de la impunidad.
Un caso emblemático de represión política lo constituye el sindicato de electricistas, desaparecido por orden presidencial y que arrojo al desempleo y la desesperación a miles de trabajadores, varios de ellos ahora enfermos ante la falta de seguridad social, algunos al límite de la desesperación han preferido terminar con su vida.
Ante las desapariciones forzadas, que día a día aumentan en todo el país, la respuesta de las instituciones ha sido de evasiones, corrupción e impunidad, varios de estos casos ya son de conocimiento de la justicia internacional, pero han pasado mucho años para lograrlo. Las irregularidades en las averiguaciones previas han generado impunidad e investigaciones carentes de veracidad.
En otros casos las evidencias no fueron tomadas en cuenta o se uso la tortura para incriminar inocentes, se ha inculpado a personas ajenas para justificar resultados de esta guerra contra el narcotráfico. Y el dolor no acaba, y sigue presente lastimando a familiar, a hijos e hijas, a la sociedad entera. Las instituciones se escudan en la burocracia, usan sus relaciones de poder e intereses para no llegar al fondo de lo que todos sabemos, de la red de complicidades que impiden el acceso a la justicia. En el caso de las instituciones de derechos humanos no solo se han desligitimado ante su falta de actuación, sino que han favorecido la impunidad.
La implicación del Ejército en muchos de estos casos se hace cada día más evidente, muchas personas están rompiendo el miedo a denunciar, porque en muchos de estos casos hay amenazas para garantizar el silencio. El Estado se resiste a investigar al Ejército.
Las poblaciones indígenas desplazadas por conflictos intercomunitarios, en defensa de sus recursos y de su autonomía siguen demandando justicia e investigaciones en casos de asesinatos, desapariciones, violaciones y presencia de paramilitares.
El panorama es terrible, sin embargo, encontramos también en la mesa testimonios que nos hablan de la fuerza de estas personas que han sobrevivido a la represión, al dolor y a la impunidad.
Seguimos movilizándonos, denunciando y exigiendo justicia, pensamos que lo peor que uno puede hacer es quedarse callado, y esta Caravana es un ejemplo de ello.
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Nos estamos acompañando, estamos alzando la voz ante el no saber que hacer y la desesperación que enfrentamos día a día.
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Seguimos denunciando la actuación arbitraria de los cuerpos policíacos y los militares, que son usados para reprimir y desaparecer ciudadanos de este país.
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Estamos organizados para resistir, como expresos y expresas políticas, comunidades indígenas, organizaciones sociales, desde las cuales se han impulsado campañas de solidaridad y denuncia, así como diversos proyectos.
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Seguimos buscando formas jurídicas para encontrar a los desaparecidos y desaparecidas de este país.
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Desde este rincón de México, decimos Ya basta! De esta güerra sin sentido que cada día cobra nuevas vidas.
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Hacemos votos para que esta Caravana cumpla a cabalidad con llevar nuestra palabra, como le fue encomendado en el ritual de Montealbán.