18 Detenciones arbitrarias en el panteón de Nochixtlán

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Hoy, martes 21 de junio, es un día de dolor en Asunción Nochixtlán. Cientos de personas se han reunido para despedir a Jesús Cadena, un joven asesinado el pasado domingo a manos de las Policía Federal durante los hechos de represión.

Sin embargo, lo que todavía poca gente conoce, es que e
sta represión tuvo su comienzo precisamente en el panteón de Nochixtlán, donde una familia local y sus personas allegadas, preparaba la tumba de Francisco Cruz en la mañana del domingo cuando la policía irrumpió en el lugar y detuvo a 18 personas, sin presentar ninguna orden de aprehensión ni explicarles el motivo.

“Ellos nos fueron a apoyar, una obra de caridad, un tequio como se le dice aquí, pero desgraciadamente nos tocó la suerte de que los agarraran” explica la viuda del difunto, “ellos son inocentes, ellos fueron a dar un apoyo para poder sepultar a mi esposo, mi hijo también esta ahí, yo quiero justicia porque no es justo que hayan detenido a toda esa gente que me fue a apoyar, yo quiero que se haga justicia”.

En una reunión con integrantes de Código DH en la que también estuvo presente la periodista Nayeli Roldán, de Animal Político, testigos y familiares presentaron pruebas documentales de los hechos (llamadas y mensajes de teléfono con el registro de la hora; el certificado de defunción de Francisco Cruz, etc) e hicieron un enérgico llamado para que se haga justicia.

Ismael Aguilar aclara “no es que no nos importe pero teníamos otro asunto, estábamos en una situación de dolor que nada tenía que ver con lo que estaba pasando … Entonces lo que queremos exigir, porque es lo que hemos estado presionando a derechos humanos, para que se agilice su liberación por que no tienen ningún delito que perseguir y la otra también se reparen los daños que ocasionaron tanto a ellos como a su familia, llámese psicológicos, económicos y todo lo que proceda.”

 

Al preguntarle por lo sucedido, el señor Aguilar nos refiere que a las 8,30 de la mañana “estábamos escarbando el pozo, cuando empezaron a tirar el gas, nosotros nos salimos porque no se aguantaba el ardor de los ojos.” En ese momento entró la Policía Federal, “los que llevan cascos, toletes”, al grito de “todos con las manos en la cabeza y en dos filas …  eran como unos veinte, venían armados”.

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